| Por Alejandro Sehtman
Y el otro, Vaca, Vaca Narvaja, que aparece en la gomería… No está bien. O renuncian a la política y se exilian en Turquía o demuestran que en esta sociedad nosotros somos capaces de ser exitosos. Yo soy capaz de generar medios, de dar trabajo a otros, de tener ideas creativas. ¿Por qué repudiar el éxito? No nos dedicamos a hacer la revolución porque éramos incompetentes, que si no hacíamos eso íbamos a ser asesores o gomeros en Villa Lugano. ¿Por qué Perdía siempre vive de la teta del Presupuesto Nacional? ¿Por qué siempre está de asesor de un ministro, de un diputado? ¿Por qué no labura de abogado en serio? Yo me siento humillado por esa actitud. Me gustaría que estuviera al frente de una empresa, pidiendo créditos en un banco, armando quilombo, discutiendo con los obreros un contrato, me gustaría verlo en la función… Para ser consecuente con la lucha de la época, hay que ser exitoso en nuestra sociedad. Lo que me parece innoble es que no sean capaces de hacer algo más importante que lo que hacen, que nos dejen bien parados como generación… El gomero Vaca Narvaja pasó de la metralleta al crique…
Preferiría que los Kirchner no fueran millonarios. Lo dijo Ricardo Forster en noviembre de 2009. Unos días después de que el millonario Kirchner perdiera las elecciones legislativas de la provincia de Buenos Aires. Contra otro millonario. Unos meses después, el mismo Kirchner que Forster preferiría que no fuese millonario le daba explicaciones al entonces suspicaz Víctor Hugo Morales sobre una operación de compra de dos millones de dólares utilizados para adquirir un hotel en El Calafate. (y esa charla privada fue, a su modo, igual a otra ocurrida algo más de diez años antes).
Quizás Kirchner hubiese preferido no ser millonario. O no tener que ser millonario. Evitarse el trámite de controlar la cotización del dólar en el mercado del poder y del poder en el mercado del dólar. Odioso equivalente general para un hombre que ciertamente prefería el valor de uso sobre el valor de cambio. Pero lo cierto es que lo fue. O tuvo que serlo. Millonario.
“Yo estoy convencida de que los ricos son los malos, por eso soy de izquierda«. Lo dijo Julia Mengolini. Y el pelotón de niños-soldado de Twitter le aplicó la Ley de Derribos. Son los mismos, quizás, que no se ríen de un colla pero se ríen de un cheto. Seguro que hay alguna manera erudita de decirlo, pero no la conozco. Entonces digámoslo así: la fusilaron por enunciar el tabú fundacional de la Argentina moderna «los ricos son culpables hasta que demuestren lo contrario».
Esa culpabilidad no tiene redención posible. Es la ética inmigrante y el espíritu del capitalismo periférico dependiente: toda riqueza se funda en un privilegio.
Hay una sola clase de hombres, los que trabajan. Pero la plata no se hace trabajando. Para ser rico hay que ser… malo.
[La patria de farmers es un sueño eterno. El pueblo propietario soñado por Sarmiento. La democracia chacarera encallada en el orden conservador. Vinieron a ser colonos y la oligarquía les cambió, en el mejor de los casos, una chacra en Santa Fe por un lote en San Fernando. Cultivar el suelo es servirse de la patria. “La riqueza de ustedes no se debe al trabajo sino a la vehemencia de los toros y a la fecundidad de las vacas”. O al rinde de la soja.]
Y si en algo se parece esta tierra a la estepa rusa es en que, como la burguesía no existía, a la revolución burguesa tuvieron que hacerla los soviets de obreros y soldados (a veces juntos y a veces separados, se entiende).
En la Argentina del capitalismo sin capitalistas se nutre ante el rico la misma sospecha que ante el pobre. Pibes chorros. Ricos chorros. La clase media va al paraíso. Por eso todos somos clase media.
Pero la riqueza existe. Los ricos existen. Hace falta una ética de la riqueza. Un criterio que permita distinguir a los ricos buenos de los ricos malos. Si me preguntan.
Pero por sobre todo hace falta una épica de la riqueza. Una épica empresaria que sea el reverso de la épica trabajadora. La Justicia Social es la misma para todos. Hace falta una épica del éxito, nuestros héroes de clase… alta.
Más pibitos de por ahí que quieran ser millonarios. La riqueza no es mala.
¿Reductio ad absurdum? ¿Realpolitik? ¿Dialéctica y fiebre? ¿Operación «Salvemos a Julia Mengolini»? ¿Consciencia de clase? ¿Adam Smith? ¿Teoría etic-emic aplicada? ¿Recuperación avanzada? ¿Igualitarismo avant-la-lettre? ¿El arte de la retórica? ¿Género: ensayo. Consigna: argumentar y persuadir ? ¿Barroco irónico y contrafáctico? ¿Posmo cool? ¿»Así es la vida»? ¿Pensamiento lateral? ¿Literatura fantástica («Odioso equivalente general para un hombre que ciertamente prefería el valor de uso sobre el valor de cambio.»)? ¿Queso robado? ¿Kiyosaki para todos y todas?
Veo que en Panamá están muy abiertos al debate de ideas: borraron un comentario que posteé ayer, y que pretendía poner en cuestión el punto de vista de este artículo sin agresiones ni cuestiones personales. La revista es muy buena y está bien escrita, es una pena que apelen a la censura. ¿Publican sólo los posts de sus amigos? Leer con moderación. Los comentarios críticos pueden dañar su salud. Saludos
Ahora que posteé este segundo comentario, veo que el anterior figura aún como «pendiente de moderación». Muy bien, puede ser entonces de mi parte «hábito de inmediatez», o parsimonia deliberada de la de ustedes, lo que no critico para nada. Así que si publican el primer post, pueden borrar el segundo (y este también). Mantengo el elogio. Saludos. JG